No todos los centros médicos son iguales ni ofrecen los mismos servicios a sus usuarios. De hecho, existen diferentes tipos de hospitales a los que podemos acudir en caso de precisar una atención médica, con diferentes objetivos y profesionales. En función del nivel de complejidad, podemos distinguir los siguientes tipos de hospitales.
Hospitales de primer nivel
Se trata del tipo de hospitales con menor complejidad. En muchos casos la finalidad de este tipo de hospitales no es siquiera tratar una enfermedad grave, sino incidir en la prevención y evitar un empeoramiento de la patología que precise ser atendido por un nivel superior.
Se trata de centros a caballo entre la atención primaria y los hospitales, que en muchos casos ofrecen únicamente cierto tipo de especialidades más generalistas (como la medicina interna). Este tipo de hospitales son un buen punto de partida para tratar la mayoría de afecciones médicas leves e incluso para seguir programas de prevención y minimización de daños.
Hospitales de segundo nivel
Se trata de un tipo intermedio de centro hospitalario, en el que podemos encontrar una mayor gama de servicios y especialidades médicas. En la mayoría de casos, este será el centro adecuado para tratar la mayoría de dolencias de tipo moderado que precisen la atención de un especialista: oftalmólogos, dermatólogos, ginecólogos, etcétera.
Algunos de estos centros cuentan también con quirófanos para cirugía menor o, incluso, cirugías mayores que se realizan habitualmente (como intervenciones de hernias, apendicitis, etcétera). Estos centros suelen contar también con servicios de urgencias en los que atender las patologías urgentes más habituales. En caso de necesitar una intervención más especializada, el paciente es conducido a un centro de tercer nivel.
Hospitales de tercer nivel
Son los hospitales más complejos, con mayor cartelera de servicios y hospitalización. Como se trata de centros de gran complejidad no suelen haber muchos, estando repartidos de forma equitativa por todo el territorio. En estos centros se tratan las patologías más graves o que requieren mayor nivel de especialización.
Son un ejemplo las cirugías más complejas (como los trasplantes, la neurocirugía, las intervenciones cardíacas, etcétera) o programas de tratamiento muy especializado. Acceder a estos centros suele implicar necesariamente una derivación desde otro centro de complejidad inferior, para evitar que este tipo de recursos se saturen con patologías que podrían ser tratadas en dispositivos más genéricos.
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